Costumbre de
sentirte cerca, costumbre de mirarte a los ojos, costumbre a detallar cada partícula
de ti, ¡oh dulce costumbre de tocar tus manos!, esa costumbre que me enseña a
valorarte con el pasar de los años y que mientras más vivo parece que la
costumbre se convierte en mi enemigo solo basta pedir a que siempre permanezcas
conmigo.